Mientras los tres se divertían en la plaza, Enoch recibió una carta.1179Please respect copyright.PENANAISdMimnzmz
El contenido de la carta era la opinión cautelosa del administrador de la mina de diamantes rosas, acerca de ceder la mina.
La mina de diamantes rosa.......
Era una mina por la que el padre de Enoch, el anterior duque, había pagado en exceso y emprendió su negocio.
Fue una de las principales causas de las enormes deudas contraídas por la familia Achilles.
[¡Ahora aparecerá el diamante rosa aquí!]
El duque anterior, que visitó las minas con Enoch cuando era niño, cantó que un día, los diamantes rosas se desbordarían como una inundación.
En realidad, comprar una mina de diamantes rosas no fue una mala idea.
Los hermosos y traslúcidos diamantes rosas son las piedras preciosas más raras, y en el Imperio Helios tenían un significado especial: “juventud y belleza eternas” y “deseo hecho realidad”.
Sin embargo, desde que la mina fue comprada, no había aparecido ni un solo diamante rosa, lo cual era un problema.
No, sí aparecieron.
Sólo que eran menos valiosos que las piedras que estaban en el suelo llenas de impurezas.
Al final, el anterior duque y la duquesa habían dejado el mundo, y ahora, como el jefe de familia, había asumido la deuda, que se había convertido solo en una preocupación innecesaria.
Lo correcto sería liquidarla.
Incluso el marqués Leroy había comprado una mina que producía un mineral rosa que podía sustituir a los diamantes rosas.
Sería mejor venderlo lo antes posible.
Habían pasado ya diez años desde que había dejado de aparecer en la mina el traslúcido mineral.
Enoch respondió al administrador de la mina con un breve suspiro. Se vendrá la mina de diamantes rosa.
Y justo cuando estaba a punto de meterla en el sobre, oyó el sonido de un carruaje en el exterior. Pensó que lo había escuchado mal, pero el sonido se hizo cada vez era más fuerte.
¿Quién es?
Enoch guardó la carta que había escrito como respuesta en un cajón y salió.
Abrió la puerta de la mansión y su mirada se encontró con la de Livion, que se encontraba de pie frente a él.
“Ahora no está.”
Habló cortésmente, pero había un aire frío en su voz.
En su última visita había venido de forma descortés y parecía no tener modales. Pero Livion no se echó atrás y le dijo a Enoch.
“Hoy vine por negocios con Lord Achilles.”
Enoch estuvo a punto de preguntarle qué quería decir, pero su boca se cerró automáticamente. Era porque sabía hasta cierto punto por qué venía a visitarlo.
“Sígueme.”
Enoch dijo con indiferencia y se dirigió al despacho con Livion. Por el camino, Livion echó un vistazo a la mansión y frunció el ceño. Para ser la mansión de un duque, no vio ni un solo sirviente.
Livion también había oído, de pasada, rumores sobre el duque Achilles. Esas palabras parecían ser verdad hasta cierto punto, la situación se veía como si fuera sumamente mala.
¿Por qué quiere quedarse en un lugar como este?
Lo había pensado decenas de veces, cientos de veces, pero aún le costaba entender a Leticia.
¿Qué iba a hacer en una mansión sin nada como esta?
¿Podrá comer debidamente?
Parecía que un suspiro iba a salir de su boca, por lo que Livion apretó los puños con fuerza.
Pronto llegaron a la oficina y, nada más entrar, Enoch dejó el té delante de Livion. Como si hubiera esperado este momento, Livion inmediatamente sacó a relucir el tema principal.
“He venido a pedirle un favor, Lord Achilles.”
Ante estas palabras, los ojos de Enoch descendieron fríamente. Pero Livion no dudó en continuar.
“Persuada a Leticia.”
“¿De qué persuasión hablas?”
“Este no es el lugar para Leticia.”
Aunque fue expulsada, Leticia creció en una familia noble toda su vida. ¿Cómo podía Leticia vivir en una mansión sin un solo empleado?
Debe ser incómodo y desagradable.
No puede vivir más en un lugar así.
El día que Leticia dijo que se quedaría en la mansión, Livion pensó en muchas cosas mientras regresaba solo.
Cuando había sido excomulgada de su familia y no tenía dónde ir, se encontró por casualidad al duque Achilles y parecía que la ayudó. Debió decir que se quedaría aquí para devolverle el favor ya que recibió ayuda.
Entendía ese sentimiento, pero no podía ver a Leticia vivir en una familia que acababa de conocer desde hace poco tiempo.
De cualquier forma, tenía que llevase a Leticia con él.
Pero Enoch, que no tenía ningún pensamiento de simpatía, se limitó a mirar a Livion con una expresión seca.
Veo que la trata con confianza.
Extrañamente, cada vez que Livion la llamaba Leticia y no señorita Leroy, le molestaba de alguna manera.
Hizo todo lo posible por mirar hacia atrás en su corazón, y cuando vio la realidad, comenzó a enojarse gradualmente.
¿Por qué demonios están tan cerca el uno del otro?
¿Por qué Leticia estaba sola en la calle esa noche?
No, en primer lugar, ¿qué hacía en el momento en que la excomulgaron de su familia?
De ninguna manera quería decirle a Leticia que fuera con alguien así.
“Parece que el objetivo de la persuasión está mal.”
“¿Qué quieres decir?”
“Tiene que persuadir a la señorita, no a mí.”
“Lord Achilles.”
“Aunque me lo diga, no hay nada que pueda hacer al respecto.”
No pensaba hacerlo.
Después de decir estas palabras, Enoch tomó un sorbo de su té. Frunció el ceño porque el té parecía saber mal hoy.
Livion se dirigió a Enoch con voz afilada.
“¿Por qué la retiene a la fuerza?”
Enoch estaba atónito por las palabras que salieron como si fueran naturales, que ni siquiera pudo reír. En particular en el momento que escuchó las palabras “a la fuerza”, se generó un arranque de ira en su interior.
“¿De verdad piensas que la estoy reteniendo a la fuerza?”
“Lord Achilles.”
“La decisión de estar aquí es únicamente la voluntad de la señorita. Nadie la forzó.”
Por supuesto, Enoch quería que Leticia se quedara aquí, y que las heridas que había sufrido en su familia se curaran un poco. Sin embargo, quería que Leticia hiciera lo que deseaba más allá de los deseos de él. Por eso cuando Leticia lo amenazó diciendo que podría quedarse mucho tiempo, se alegró.
Sin embargo, Livion no reconoció que esas palabras eran la voluntad de ella, sino que lo negó, y le dijo a Enoch como si estuviera reprochándolo.
“Por naturaleza es una chica de buen corazón, del tipo que se deja ser usada.”
Significaba que estar aquí era semejante a la compasión.
Enoch, sin embargo, no mostró ningún signo de disgusto, y se enfrentó a él con una expresión tranquila.
“Eso también es la voluntad de la señorita, y no soy yo, sino usted quien la está forzando.”
“¿Eso qué…?”
“Forzar.”
El rostro de Livion se endureció gradualmente, al darse cuenta que lo había dicho con un énfasis deliberado en la palabra “forzar”.
“Lord Achilles.”
“Si ese es el caso, no hay nada que pueda hacer. Regrese. No tengo nada más que decir.”
Enoch habló con firmeza, quitando la taza de té de Livion.
“La próxima vez, por favor, absténgase de venir a visitarme de manera tan descortés sin informarme.”
“¡Eso......!”
“.......!”
Enoch miró directamente a Livion, que detuvo sus palabras por un momento. En el instante en que sus miradas se encontraron, sus ojos grises brillaron tan secos y fríos como el cielo de invierno.
“...... Me disculpo por mi descortesía, Lord Achilles.”
Livion se mordió el interior de los labios y rechinó los dientes por dentro.
Enoch, que estaba apreciando su aspecto en silencio, asintió levemente y levantó una esquina de los labios en diagonal.
***
Emil siempre estuvo agradecido con su hermana mayor, Leticia.
Durante las difíciles circunstancias familiares, no fue otra que Leticia quien se hizo cargo de sus hermanas menores mientras cuidaba a su madre, que en ocasiones estaba enferma.
No obstante, respetaba y admiraba a su primera hermana mayor, que nunca había dado muestras de dificultad.
Sí, durante un tiempo, lo hizo.
A medida que pasaba el tiempo y su segunda hermana mayor, Diana, y sus hermanos menores y él empezaron a despertar, se sintió avergonzado de Leticia, que aún no había despertado su habilidad.
¿Qué demonios tiene de difícil despertar?
Sintió que la falta de habilidad de Leticia bajaba el nivel de la familia Leroy.
Luego, cuando creció, se sintió más sofocante que vergonzoso.
Todos habían despertado sus habilidades y elevado el estatus de la familia, pero solo Leticia no despertó, parecía que no tenía voluntad personal o era imposible.
Era realmente patético que intentara llevar una vida ordinaria como en el pasado incluso en una situación así.
Como la mayor, pensaba que sería la primera en tener la habilidad y cuidar de sus hermanos menores, al igual que cuidó de su madre hace mucho tiempo, pero era inferior a Irene, la menor.
Ahora, su corazón se hundió al ver que se asociaba con el desafortunado duque Achilles sin remordimientos por haber causado daño a su familia con su habilidad para atraer la desgracia.
¿Se asoció con una familia de bajo nivel, y ahora su nivel también es bajo? ¿O es simplemente porque son del mismo nivel bajo?
Incluso el hecho de que alguna vez estuviera involucrada en la familia fue vergonzoso.
“Cuando me enteré de que vivías en la mansión de los Achilles, pensé que mentían, pero parece que es verdad.”
Emil miró a Yel e Ian, que estaban parados afablemente al lado de Leticia, y puso una expresión de sorpresa. No podía creerlo ni siquiera cuando lo veía, y sonrió amargamente.
Pero Leticia se enfrentó a Emil con calma.
“Sí. Vivo con ellos.”
“¡Sabes cuánto odia padre a esa familia!”
En el momento en que Emil levantó la voz, el rabillo de los ojos de Yel, que había estado escuchando tranquilamente, se elevó con ferocidad.
“¡No, dímelo a la cara!”
Tan pronto como intentó intervenir, Ian logró detener a Yel. Poco después, Leticia también bloqueó el camino de Yel y le dijo a Emil.
“No te preocupes, Emil.”
“Hermana.”
“Nosotros ya...”
Leticia, que hizo una pausa, miró a Emil directamente y continuó.
“No somos cercanos como para preocuparnos el uno por el otro.”
“.......”
Hace un tiempo había escuchado que la sangre es más espesa que el agua.
Sabía muy bien que eso significaba que los lazos de sangre no se rompían tan fácilmente.
Sin embargo, ahora que la habían excomulgado por estar cerca de una familia que se decía que tenía mala suerte, y por el falso rumor de que tenía la habilidad de traer desgracias, sentía que ninguna otra relación podía ser tan endeble como la suya y la de su familia.
A diferencia de Leticia, que no podía ocultar sus sentimientos encontrados al hablar, la expresión de Emil se veía algo torcida.
“Sí. He sido un poco entrometido.”
Con esas últimas palabras, Emil pasó fríamente junto a Leticia. Y hasta el final no miró atrás, mostrándose despiadado.
En el mismo momento en que contemplaba en silencio su espalda, Leticia fue abrazada con cuidado en el pecho de alguien. Levantó la cabeza sorprendida y sus ojos se encontraron con los de Yel, que la abrazaba mientras se mordía los labios con fuerza.
“Señorita Achilles.”
“Nosotros te trataremos bien, así que no dejes que te hiera.”
“No estoy herida.”
Era cierto.
Había recibido demasiadas heridas como para llamar a lo de ahora una herida, hasta este punto no era doloroso.
Sólo.......
“Es un poco vano.... Así que es por eso.”
Solo estaba un poco triste porque no sabía que era una relación que podía cortarse de inmediato.
***
Ese día fue realmente extraño.
Era la primera vez en mucho tiempo que la familia Leroy se reunía. Mientras la criada servía el té, la taza se partió de repente por la mitad.
En ese momento, el té caliente se derramó sobre la mesa y cayó sobre la falda del vestido de la marquesa.
“¡Ah, está caliente!”
“Madre, ¿estás bien?”
Como resultado, la marquesa sufrió quemaduras leves.
“¿Qué pasa con esta mala suerte en la mañana?”
“¿De dónde es esta taza de té?”
“La compré en Champerignon. Es un producto de alta calidad.”
“¡Te gustan los artículos de lujo!”
Todos dijeron “Tsk tsk” y decidieron tirar inmediatamente todas las tazas de té de Champerignon y utilizar otras la próxima vez.
Pero el día extraño no terminó ahí.
Esa noche, Diana, que dio un paso en falso esta vez, se cayó y resultó herida.
“¿Cómo te caíste? ¿No tienes ninguna herida grave?”
“Definitivamente me aseguré debidamente... No hay que preocuparse.”
Diana respondió con una expresión desconcertada mientras miraba al marqués Leroy, que la reprendía preocupado.
No había nada delante de ella, pero se había caído como si hubiera tropezado con una piedra. Sorprendida, apoyó una mano en el suelo, y se torció la muñeca.
El marqués Leroy se marchó, pidiendo encarecidamente a Diana que tuviera cuidado la próxima vez.
En cuanto el marqués se fue, Xavier preguntó con expresión de preocupación.
“¿Estás bien, hermana?”
“Palpita un poco.”
“Ten cuidado. ¿Cómo te lastimaste en el mismo lugar otra vez?”
“¿Qué?”
Diana no entendía lo que decía, levantó la vista y Xavier habló con extrañeza.
“La última vez dijiste que te habías hecho daño a causa de la primera hermana.”
“.......”
Ante esas palabras, Diana miró su muñeca herida con una expresión rígida.
Como había dicho Xavier, era la muñeca que había vendado, fingiendo estar herida a causa Leticia.1179Please respect copyright.PENANAZlgmZaqs0s