Aquel era un día normal. Rymalan y Fiomel, que ya se habían establecido en Teârqao, habitualmente acostumbraban comer pescado fresco todos los días, por lo que esa mañana se alejaron un poco de la costa en su pequeño bote para conseguir su desayuno. Apenas una media hora después de que la pareja comenzó a pescar, una grulla de color gris se apareció en el cielo, rodeo un par de veces el bote de la pareja, y se dirigió hacia tierra firme.
Inmediatamente, el Mëentu remó de regreso a la costa. Sabía, aunque no estaba del todo certero, que la grulla había viajado hasta ahí por él, pues las grullas de Loemân solamente habitaban Vyrûnao.
—Un paréntesis, ixane. Debes tener presente que allá, en Loemân, las aves no migran de un lugar a otro. Sé que parece ilógico, considerando que las diferentes regiones poseen un solo tipo de clima debido a que las estaciones son estáticas; sin embargo, ningún animal requiere de moverse de su región, ya que siempre tienen acceso a alimento suficiente y un refugio. Uno de los múltiples aciertos de tener a los Mëentu viviendo en el continente, y, en consecuencia, manteniendo el balance en la naturaleza—.
El ave lo esperaba parada sobre el dintel de la puerta de su casa, y observó cautelosamente al Zedlon mientras caminaba hacia ella. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, la grulla abrió sus amplias alas grises y brincó hacia el suelo, aterrizando con bastante gracia sobre el escalón de piedra de la entrada de la casa.
Rymalan esperó un poco, parecía que esperaba la aprobación del ave para aproximarse; así que, cuando el ave giró un poco la cabeza hacia la izquierda, el Zedlon avanzó despacio y fue entonces que vio que la grulla cargaba un pedazo de papel atado a su cuello. Con sutileza, el Mëentu desató el cordón de algodón que mantenía sujeto al papel, tomó el mensaje y recibió un gruido por parte del ave, la cual alzó el vuelo y poco después desapareció de su vista.
El mensaje que la grulla llevó hasta Teârqao, escrito en Brichea Andii, era el siguiente:
Rymalan,
Pequeño, lamento escribirte en estas desafortunadas circunstancias, pero es imperativo que te traslades a mi hogar, en Pryormeue. Tu padre, que vino a visitarme, ha sufrido un terrible accidente y necesita que lo traslademos inmediatamente a Thenda para que sea tratado con el agua de la catarata, pues los cuidados que yo le puedo proporcionar no son suficientes.
Por favor apresúrate, temo por él.
Tu tío, Bige
Fiomel, que leyó la nota junto a su esposo, resopló angustiada “Rymalan, tienes que irte ya”
“¿Qué es lo que pudo haber ocurrido para que necesite agua de la catarata?” el Mëentu preguntó desconcertado.
Su esposa entró rápidamente a su casa, donde tomó una túnica limpia “Toma, cámbiate” le dijo mientras tomaba el pedazo de papel de la mano apretada del Mëentu “Si te apresuras podrías llegar antes de que haya cambio de ciclos”
Con una mano temblorosa, el Zedlon tomó la túnica “Debo avisarle a Follen”
“No te preocupes por eso, yo voy a traerlo” Fiomel le dijo tranquilizadoramente. Rymalan le sonrió torcido y la Mëentu le acarició su mejilla “Ahora vuelvo” ella pronunció antes de salir corriendo por entre los jóvenes árboles que habían comenzado a sembrar y que formaban un pequeño sendero que conectaba su propiedad con la de Follen.
Lentamente, el Zedlon se desvistió, imaginando decenas de posibles escenarios que hubieran provocado la necesidad de transportar a su padre a Thenda, el hecho de que necesitara agua de la catarata y que no pudiera ser curado únicamente con la capacidad de transmutar energías de su tío; además del tono de urgencia con el que su tío había redactado la nota.
Ya vestido, algo le hizo recordar la botella de plata que su madre le había obsequiado antes de que él y Fiomel partieran de Thenda, para establecerse en Teârqao “El contenido de esta botella te ayudará en tu peor enfermedad” su madre le había dicho “Resguárdala hasta aquel momento en que más lo necesites”
El Zedlon se quitó los zapatos lodosos, tomó la túnica húmeda y entró a la casa, dirigiéndose hacia su habitación. Ahí, depositó la prenda sucia en un canasto en el piso y los zapatos al lado. Después se volvió a la simple cajonera que poseían, donde procedió a abrir el último cajón y a sacar la botella que tan celosamente él y su Mogan habían resguardado durante los últimos veinte años.
“¡Ry-ma… Ry-ma-lan!” la voz entrecortada de su hermano Follen se trasladó hacia su habitación.
El Mëentu caminó con apuro hacia la sala de estar, donde se encontraba su único cambio de zapatos, los cuales procedió a ajustarse apresuradamente. Después, con la botella de plata otra vez en la mano, salió de la pequeña casa de piedra, caminando hacia la cerca de su propiedad, donde Fiomel y Follen platicaban. Agobiado, Rymalan abrazó a su hermano por la espalda “¡Hermano!”
Debido a su gran aversión al contacto físico, el hermano mayor de Rymalan rompió el contacto bruscamente, lastimando una de las manos de su hermano en el proceso y provocando que dejara caer la botella de plata al suelo “¡RYMALAN!” gruño.
“Discúlpame, siempre olvido que no te gusta que te toque” el padre de Olda acercó su mano lastimada hacia su pecho, intentando envolverla con su otra mano, y procedió a sanar la herida.
Follen sacudió su cabeza, molesto “¿Estas listo?”
El Zedlon asintió levemente, suspirando por debajo de un murmullo. Recogió la botella del suelo y la introdujo a un bolso de su túnica donde la aseguró con un par de botones que Fiomel había cocido diligentemente. Después se acercó a su Mogan y tomó suavemente sus mejillas coloradas por correr “Volveré pronto, Fiomel” ella le sonrió “Será mejor que Dhyfe y tú se mantengan compañía. Si alguien viene a tratar de saquear las granjas, déjenlos, no se arriesguen innecesariamente”
“Descuida, kemëi, tendremos cuidado” Fiomel besó gentilmente la boca de su esposo “Llámame si necesitas algo” la Mëentu vio que una sonrisa chueca se formaba en la boca de Rymalan, quien asintió una vez y la abrazó firmemente, ella aprovechó el momento y le suspiró en el oído “Ale rabeë tul cleüma [‘Cuida de tu ser’]”
Rymalan estrujó a su esposa, le besó la frente y partió con su hermano hacia casa de su tío.
Ahora bien, ixane, sé que probablemente te estarás preguntando cómo es que Rymalan y Follen se transportaron desde una isla tan remota, cruzando un poco más de la mitad del continente, hasta la isla Pryormeue (un poco al norte del centro del continente), en un corto tiempo. Particularmente porque te he mencionado que Fiomel le dijo a su Mogan que, si se apresuraba, podría llegar antes de que aconteciera el cambio de ciclos.
Como sabes, Rymalan y Follen poseen dones de luz. Ellos no solamente son capaces de manejar la luz a su antojo, sino que también son capaces de transformar su cuerpo completo en luz. Extraño, lo sé.
Bien. Entonces, cada Mëentu se convirtió en un rayo de luz, que se dirigió directamente por encima de las nubes, para evitar que cualquier humano los viera. Y así, con la ayuda de la luz provista por Forell durante el ciclo solar, los hermanos recorrieron sin descanso no solo el Gaor Aln o mar del sur, sino más de la mitad del continente en sólo unas 20 horas. Para el momento en que el resplandor de la luna se haría presente en el cielo, Rymalan y Follen ya llevaban algunas horas en casa de su tío Bige.
Su madre, Rymal, que su tío no había mencionado en el mensaje, también se encontraba en el lugar, y los recibió al entrar a la habitación en la que yacía su padre enfermo. Mas ambos quedaron perplejos al instante que postraron su mirada sobre el dañado cuerpo de su padre, la sorpresa que les había causado ver a su madre ahí, se había esfumado.
“¡Madre!” Follen la estrechó fuertemente “¿Qué ocurrió?”
Rymal resopló sobre el hombro de su hijo mayor, mientras un desconsolado Rymalan se arrodillaba junto al bulto en la cama que asemejaba a su padre. Este no puede ser él, pensó, esta criatura definitivamente no puede ser mi padre.
“No lo sabemos con exactitud, dëech. Lo único que sabemos es que su padre estaba dando un paseo como brisa matutina por el mar, y, de algún modo terminó inconsciente sobre un asentamiento de Hyalan”
Los hermanos quedaron conmocionados. En menos de un segundo, Rymalan sintió como sus pulmones expelían todo el aire, dejándolo aturdido. Por su parte, Follen soltó a su madre y le dio un puñetazo a una de las paredes de madera de la habitación, provocando un eco que retumbó en los oídos de Rymalan por varios minutos después. Rymal, por otra parte, para evitar que su esposo despertara, sollozó lo más silenciosamente que pudo, ella aún no podía concebir lo que había ocurrido.
Hyalan. Eso explica su deteriorado estado, reflexionó Rymalan.
La criatura que ahora yacía postrada en la cama, pretendiendo ser su progenitor, tenía cada centímetro de su cuerpo enrojecido, dándole la apariencia de un jitomate escalfado. En amplias zonas de sus brazos y piernas comenzaban a aparecer algunas manchas oscuras. A su vez, grandes ampollas amarillentas brotaban en sus brazos, piernas, torso y cuello. Una de estas en particular se levantaba sobre su parpado superior izquierdo, lo que le impediría siquiera abrir el ojo. En el resto de su cara, grandes zonas de piel quemada se desprendían por sí solas. Y no solamente eso, sino que cada respiro que daba por la boca, parecía que sería su último.
Rymalan estiró sutilmente su mano, intentando tocar la mano ampollada de su padre, pero con un gran dolor en el corazón, se restringió, pensando que dañaría aún más el frágil cuerpo de su unda. Algunas lágrimas salieron de sus ojos ámbar “Madre, ¿lo has tratado de alguna manera?”
“Sólo hemos podido darle… una infusión de hierbas, para que durmiera” su madre le contestó con voz temblorosa “No hemos podido hacer nada más” Rymal aspiró un poco de aire, intentando suprimir una nueva oleada de llanto “Los estábamos esperando para poderlo llevar a Thenda, dëech”
Follen rodeo los hombros de su madre con uno de sus brazos, intentando consolarla “Debemos planear la partida, entonces”
Rymal recargó su cabeza sobre el hombro de su primogénito “Ya tengo todo listo. Solamente debemos esperar al cambio de ciclos. Si intentamos irnos en este momento… bueno, no podríamos hacer el viaje tan largo con su padre en ese estado. Con la ayuda del sol, el trayecto será mucho menos cansado”
“Unda, no creo que sería prudente que lo moviéramos, y mucho menos exponiéndolo al sol” Rymalan despegó sus ojos del cuerpo de su padre.
Follen frunció el ceño “¿Qué dices? Si lo dejamos más tiempo así, podría perder la vista”
“Lo sé, Follen, pero si lo llevamos a Thenda nosotros tres, el sol podría… terminar de agravar su condición”
“Pero tampoco lo podemos dejar así, Rymalan” Follen apretó suavemente el hombro de su madre “¿En dónde está Callen, madre?”
“No sé. Mandamos las notas al mismo tiempo, pensé que ella haría el viaje hasta acá durante el ciclo lunar pasado, pero no…” Rymal se aclaró la garganta “…no ha llegado”
Follen sacudió ligeramente la cabeza “¿No puedes hablarle a la abuela?”
“¿A mi mamá?”
“Sí”
Rymal rodeó la cintura de su hijo con uno de sus brazos “No sabría donde buscarla, o a mi papá. Además, no pienso ir a ningún lado con tu padre en este estado”
Los tres permanecieron un rato callados, hasta que las rodillas del padre de Zaskhea gritaron de dolor, por lo que resolvió sentarse en el suelo. Al hacerlo, un ruidoso “¡PAC!” en el suelo hizo que todos saltaran de susto, aunque le recordó al Mëentu sobre el preciado líquido contenido en la botella asegurada en la bolsa de su túnica.
“¿Qué?” Rymal preguntó exaltada.
“¡MADRE!” exclamó mientras introducía una mano en el bolso de su túnica “No tenemos que llevarlo a Thenda” el Mëentu se incorporó e impaciente, tiro de la botella fuertemente arrancando los botones que la habían asegurado. Rymalan se acercó a su madre y tomó su mano derecha, colocando la botella de plata sobre ella.
“¡Regba!” Rymal gritó extasiada, soltando a Follen y estrujando la botella contra su pecho “¡Sabía que podía contar contigo!” Y, sin explicación alguna, salió apresurada de la habitación para elaborar una preparación que ayudaría a la delicada condición de su esposo.
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